Cada uno a su manera, cada uno a su ritmo, pero la gente come...no solo comida, sino personas tambien, sin ir mas lejos Alberto se estaba comiendo un sundae de chocolate mientras me comia con la mirada....
Miraba su cucharita y se relamia pensando en vaya a saber uno que, de fondo, se escuchaba la risa de una vieja sin dientes, era la risa de Cornelia, la sra que arma los collares y los vende en la calle lavalle, Alberto termina su helado, me mira y sonrie, se levanta buscando algo que nunca perdió, encuentra algo que habia perdido hace tiempo, la verguenza.